Delegar… hacia arriba

 

Todos hemos leído, nos han contado o sabemos que la delegación es un instrumento magnífico para los que tenemos personas a nuestro cargo.  Por decirlo de alguna manera, nos permite multiplicarnos y llegar a muchos más lugares y con mayor detalle. No es tarea sencilla, por supuesto. Lo primero que hay que hay que hacer es confiar en el que vaya a ejecutar la tarea. En segundo lugar, hay que ser valiente porque se delega el trabajo pero no la responsabilidad. Y en tercer lugar, aconsejo tener un método para ello.

Para los project managers, es necesario practicar la delegación porque es la única forma que tenemos para poder distribuir las múltiples tareas que tiene un proyecto. Me atrevería a decir que, al tener las tareas y los entregables en una WBS, nos es mucho más fácil organizarlo.

Se olvida que la delegación, visto desde el lado positivo, es una herramienta de desarrollo que permite que la persona en la que se ha delegado pueda aumentar sus capacidades y su conocimiento. Por tanto, se invierte en él tanto desde el punto de vista de su promoción profesional futura como en su empleabilidad. A nosotros la delegación también nos facilita ir probando a los miembros de nuestro equipo para darles más responsabilidad según avanza el proyecto.

Sin embargo, algunos miembros de nuestros equipos tienen la tendencia de delegar «hacia arriba». Esto, mal hecho las más de las veces, es un problema. A nosotros nos colapsa porque no podemos con todo el trabajo y, en lugar de un colaborador, tenemos una carga. Esto puede ocurrir por muchos motivos pero sólo voy a mencionar dos. Quizá los más negativos:

  • Nuestro colaborador entiende que no tiene por qué hacer las tareas. No quiere tener más responsabilidad o, si se le da, tiene que ser a cambio de algo tangible e inmediato. Estos colaboradores no nos valen si no cambian de actitud puesto que no les gusta asumir nuevos retos. El gusto por asumir retos es una condición indispensable para trabajar en proyectos ya que, cada uno, es diferente en algo. A esta persona no le interesa incrementar su capacidad para su propio desarrollo.
  • El project manager tiene, en general, tendencia a no delegar o lo hace mal, y es «blando», es decir, da facilidad para que, al primer obstáculo, le devuelvan la tarea sin hacer. Los que he conocido de este tipo son personas muy capaces e inteligentes que tienen tendencia a pensar que son mucho mejores que los demás y, por decirlo de alguna manera, cuando regresa el miembro del equipo a comentar la dificultad que ha encontrado, se confirman sus pensamientos (ya sabía yo que esto lo debía hacer yo y que no se lo podía encargar). Estos project managers tienden a dar las soluciones a los problemas en lugar de apoyarse en su equipo para ello.

En resumen, debemos evitar la delegación hacia arriba salvo en los casos en que de verdad es necesario que la resolución llegue a manos del project manager.

Todos hemos leído, nos han contado o sabemos que la delegación es un instrumento magnífico para los que tenemos personas a nuestro cargo.  Por decirlo de alguna manera, nos permite multiplicarnos y llegar a muchos más lugares y con mayor detalle. No es tarea sencilla, por supuesto. Lo primero que hay que hay que hacer es confiar en el que vaya a ejecutar la tarea. En segundo lugar, hay que ser valiente porque se delega el trabajo pero no la responsabilidad. Y en tercer lugar, aconsejo tener un método para ello.

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