No se trata de vender el qué sino el porqué.
Siempre queremos alcanzar metas más altas y siempre nos parece un trabajo motivador. Sin embargo, encontramos personas que no sienten lo mismo que nosotros. Querríamos contagiar nuestro entusiasmo y que nos acompañasen, que se entregasen como nosotros pero parece algo inalcanzable. Aparte de recomendar la puesta en práctica de uno de los hábitos de Covey (primero entender, después ser entendido), una ponencia captó mi atención y espero que también la vuestra. Sigue leyendo